Si pusiéramos a trabajar nuestro cerebro y tratáramos de contestar a la pregunta de qué significa ser un buen profesional, estoy seguro de que os vendrán muchos ejemplos a la cabeza.
Muchos de esos ejemplos y sus respectivas actuaciones estarán fundamentados en los parámetros marcados y en los conceptos tradicionales o empresariales que califican al «buen» profesional. Cordialidad, seriedad, firmeza, conocimiento, etc, sin olvidarnos por supuesto del protocolo a seguir, que variará en función de la «marca» que represente.
Ahora bien, os pregunto; ¿es posible dar un paso al frente y estar unos cuantos niveles por encima del profesional tradicional? La respuesta es por supuesto que sí, además de ser diferentes serán los que de verdad destacarán positivamente.
«Ser diferente es lo que te hace ser especial»
Ayer por la noche pensaba en ello. Soy de esas personas que antes de dormir consulto y comparto con la almohada casi todo y dejo rienda suelta a mi imaginación. Recordaba situaciones que guarden relación directa con este artículo y me sentía feliz de haber coincidido con varios de estos profesionales DIFERENTES.
La situación más reciente fue hace pocos días, no más de 3 semanas. Después de disfrutar de una estupenda tarde en familia en el Parque José Antonio Labordeta de Zaragoza, nos disponíamos a volver a nuestra casa en autobús. Al subir e ir a pagar en efectivo los billetes, el conductor me dijo que no era posible (bendita memoria la mía que por un segundo olvidó la normativa con motivo del COVID-19). Le contesté que lo entendía y en ese mismo instante nos bajamos del vehículo. En ese momento, el conductor, me dijo «no, de eso nada. No vas a irte a casa andando a estas horas con niños pequeños». Cogió su cartera, me entregó su tarjeta personal y me validó los viajes.
¿Qué hubiera pasado si no hubiese tenido ese detalle? Evidentemente nada, que hubiera cumplido con su protocolo y su comportamiento habría resultado profesional. Pero ese «gesto» cargado de humanidad hizo que pensara «guau, qué crack».
Hace poco realicé un Curso de Motivación, impartido por el Psicólogo Empresarial Ramiro Canal. Una de mis compañeras nos contaba una anécdota suya en una tarde de compras. Entró en un comercio del Paseo de las Damas en Zaragoza para comprar colonia. Buscaba un perfume en concreto y no lo localizaba en ninguna tienda física.
«Buenas tardes, estoy buscando esta colonia y no hay forma, ¿lo tienen ustedes?», preguntó. La respuesta de la dependienta fue tremenda. «Mire, no tenemos ese modelo en concreto, pero sí alguna muy parecida. Pruébela». Mi compañera no terminó quedándose satisfecha, por lo que acabó preguntando si «sabrían dónde encontrarla». «Mire, no estoy muy segura, pero pregunte en estos dos comercios de aquí al lado, es posible que la tengan. En caso contrario, me lo diga que la ayudo a localizarla». ¡¡Toma ya!! Una profesional de una tienda de cosmética derivando a una posible clienta a la competencia para que la segunda se haga con su buscado producto. Maravilloso.
En este segundo caso, la dependienta podría haberse ceñido a su condición y haber respondido con un «siento no poderla ayudar, no disponemos de ella», y ya está. Pero no, quiso dar un paso más y SER DIFERENTE PARA DESTACAR. Cuando nos lo contaba mi compañera nos decía que «he salido súper contenta. Lo he encontrado donde me ha dicho ella. Además, por cómo me ha tratado, cuando necesite cualquier cosa iré allí, se ha ganado una clienta».
Son dos pequeños ejemplos de los muchos que podría compartir con vosotros. No son casos esporádicos, suceden mucho más a menudo de lo que creemos, pero muchas veces apenas nos damos cuenta. Actitudes como estas son las que te hacen decir «GUAU», las que demuestran que no siempre se debe ser «profesionalmente correcto», porque puede resultar aburrido y tradicional. Es la hora de dejar huella. Es la hora de ser diferente.