Todos lo que tiene un costes para nosotros lo calculamos tanto en tiempo como en dinero. Cada hora extra que hacemos, cada inversión importante que realizamos… Siempre queremos saber cuánto dinero nos va a suponer, porque lógicamente, nos cuesta ganarlo.
Da igual en qué profesión trabajes, todos queremos un salario justo en relación a nuestro esfuerzo y tiempo de dedicación, ¿verdad? Queremos que valoren cada minuto que dedicamos, nuestro esfuerzo y, en definitiva, nuestro trabajo.
Entonces, ¿por qué no podemos valorar el de los demás? ¿Por qué, en ocasiones, tenemos que defender nuestro trabajo como si tuviéramos que pedir perdón al cliente? Calcular lo que cuesta nuestro tiempo es más fácil en algunas profesiones que en otras, pero hoy voy a hablar de la que yo conozco, la redacción de contenidos.
¿A cuánto está el “lote” por tu esfuerzo?
Cuando empecé a trabajar como redactora de contenido digital vi que no siempre iba a ser fácil que algunos clientes respetaran mi trabajo. Parece que escribir puede cualquiera, ¿no? El número de redactores, profesionales o no, que se ofertan a empresas para escribir artículos o textos especializados es incalculable. Y entonces, es cuando empieza la guerra de precios…
En la empresa en la que estaba trabajando hace 6 años redactaba artículos de viajes, empleo, salud, motor… El negocio se sostenía con los anuncios insertados en webs que se habían hecho en la propia empresa y que necesitaban contenido de calidad y orientado a SEO para conseguir más tráfico. Ese tráfico revertía en consecuencia más dinero por las impresiones/clics de esos anuncios insertados.
Pero claro, en 6 horas que trabaja entonces al día, tenía que buscar información de diferente temática, hacer una búsqueda de palabras clave, optimizarlo para SEO, buscar las imágenes (de banco gratuito, ¡claro!), subirlo a su correspondiente plataforma… Y lo que es más importante: redactar los artículos enfocados a la intencionalidad de búsqueda del cliente potencial.
Cada proyecto era (y siempre lo es) un mundo diferente, porque los objetivos varían según el sector o lo que el cliente quiere conseguir con los textos. Por lo tanto, cada día daba para 4 artículos como máximo. Es bastante, pero aun así todo negocio quiere que se aproveche más todavía el tiempo pagando lo mínimo.
La solución fue comprar artículos por la friolera ¡de 50 céntimos!, y que luego yo les “diera forma”. Los redactores que ofertaban sus “servicios” por esa ridiculez eran siempre de Latinoamérica, y lógicamente escribían en español, pero con su correspondiente vocabulario autóctono. Y aunque a ellos les saliera mejor el pago de ese artículo que a un redactor de España, no nos engañemos, ¡eran 50 céntimos!
Los textos eran pobres, con faltas de ortografía, sin ninguna calidad… Y además de tener que cambiar palabras y expresiones de Latinoamérica, había que trabajar posteriormente el SEO ¡y encima comprobar que no fueran textos copiados! En definitiva, un fracaso absoluto que la propia empresa, pasado el tiempo, asumió su error y vio que, además de que no era rentable, no era moral. ¿50 céntimos? ¡No es ni propina!
¿Cómo defiendo mi trabajo?
Con sinceridad. Tú crees en tu trabajo, ¿no? Sabes que a lo que te dedicas lo haces de la mejor forma posible, que pones tu empeño e intentas ser el mejor. Bueno, pues cuéntaselo al cliente.
En sectores como el Marketing Digital hay todavía muchos términos etéreos para el cliente, no sabe muy bien si lo que le estás contando es realmente verdad o sólo una “trola” para que invierta en ti. Quizá si es consciente de todo el proceso que tienes que llevar a cabo para conseguir los resultados que le prometes, valore desde el primer minuto tu tiempo.
Recientemente he estado con clientes que han dicho que habían encontrado ese mismo servicio que le ofrecía mucho mas barato. Y he tenido que defender lo que hago, preguntándole al cliente si esos textos que ha “comprado” llevan una búsqueda previa de palabras clave detrás, si son tan extensos como a Google le gusta, si la jerarquía de títulos es la apropiada a la temática que se trata, si la información redactada es original, veraz y de calidad… Y lo que es más importante, ¿están enfocados a la intencionalidad de búsqueda del cliente potencial?
Google cada vez se va perfeccionando más, y no solo por los profesionales que hay detrás del robot, sino porque nosotros lo hemos hecho así. Me refiero a que a lo largo de estos años de millones de búsquedas que hemos realizado individualmente ha obtenido muuuuuucha información sobre nosotros.
Datos que no somos conscientes, pero Google sí. Lo almacena, lo interpreta y nos muestra los resultados tal y como “cree” que queremos que nos aparezcan. Escribir podemos cualquiera, ¿no? Escribir con un objetivo que es el de mejorar el posicionamiento de tu página, investigar previamente (palabras clave, la temática que vas a tratar) y redactarlo de forma amena para el usuario y relevante para Google, lo siento, pero NO puede “cualquiera”.
Como digo, la intencionalidad de búsqueda de un cliente potencial varía en cada proyecto, hay que analizarlo, trabajarlo y solo alguien con experiencia en el marketing de contenidos, va a saber “jugar” con todos los factores para intentar obtener buenos resultados en el menor tiempo posible.
¿Y cuánto tiempo crees que conlleva todo este trabajo? ¿7 euros, como me han llegado a decir algunos clientes? Siempre hay proyectos más sencillos de abordar o más complejos, pero lo importante es seguir defiendo nuestro trabajo, nuestra profesión y nuestro esfuerzo.
Por favor, no entres en una guerra de precios que no puedes ganar y en la que desprestigias tu calidad