El director de orquesta

¿Es tan importante la figura del director de orquesta? En la música, como en los equipos, necesitamos a alguien que dirija, coordine y nos sirva de apoyo


Mi padre es un gran aficionado a la música clásica y siempre que podía ponía los conciertos que televisaban desde que yo era muy pequeña. Recuerdo que teníamos la misma discusión en la que yo opinaba que el director de orquestaba estaba “de pega”.

Vamos, que lo ponían ahí delante de todos los músicos a mover la batuta (aunque yo por aquel entonces lo llamaba “varita mágica”) porque quedaba bien, pero que nadie le hacía caso.

Total, si cada músico tenía su partitura y habían ensayado durante meses (¿o quizá años?), ¿qué sentido tenía poner a alguien agitando los brazos de un lado a otro? Bueno, pues esa fue mi teoría durante toda mi infancia.

Mi padre siempre me repetía por activa y por pasiva que la figura del director de orquesta era fundamental, que sin él sería un caos y que su papel era la clave del buen resultado. Yo, por más argumentos que me daba, en mi mentalidad todavía de niña,  seguía en mis trece.

Sin embargo, con el paso del tiempo me di cuenta que tenía razón. Que no importa la experiencia que tenga el arpista en esa orquesta, ni que nunca se equivoque el violonchelista, sin alguien que los guíe, no pueden tocar en conjunto. Aunque todos conozcan qué tienen que hacer, cómo es la melodía e incluso sepan cada nota que van a tocar sus compañeros, necesitan a esa persona que unifique la interpretación de los instrumentos en conjunto.

Música y equipos, mejor dirigidos

Muchas veces preferimos, nos gusta o no nos queda más remedio que trabajar en solitario. Bueno, creo que todos sabemos hacerlo y nos acostumbramos rápido a ello. Sin embargo, trabajar en equipo no es tan sencillo, ya que depende de muchísimos factores.

La personalidad y carácter de cada miembro pueden ser decisivos en el resultado final, lógicamente también la experiencia de cada integrante, así como la dedicación a realizar su trabajo. Por lo tanto, aunque todos digamos en todas las entrevistas que “nos encanta trabajar en equipo”, todos sabemos que ni siempre es fácil, ni siempre es idílico.

¿Cuál es uno de los factores claves para que funcione correctamente un equipo? Una persona que les dirija. Un director de orquesta no solo puede ser una persona con experiencia musical, debe ser carismático y tener habilidad de liderazgo, sino, no podría conectar de esa forma con cada uno de los músicos.

Para que un grupo de trabajo funcione se necesita lo mismo, una persona que sepa “un poco de todo”, que conozca a cada uno de los miembros y que saque lo mejor de ellos coordinándolos en el momento adecuado.

Si te das cuenta, una orquesta sinfónica representa a la perfección un trabajo en equipo

Cada músico ha recorrido un camino diferente hasta llegar donde está, se ha especializado en un instrumento y le apasiona su trabajo. Pero como cualquier profesional, también a veces desafina una nota, se pierde en la partitura y no todos los días tiene ganas de tocar. Por eso, tanto la música como un equipo es mejor hacerla con una figura que nos apoye, coordine y guíe en todo el proceso, que puede ser un proyecto o puede ser un concierto.

¿Y qué ocurre si no hay director de orquesta? Pues a veces, dependiendo de lo amplio que sea el equipo y de la comunicación entre ellos, puede salir una buena sinfonía. Pero en otras ocasiones, ese proyecto se convierte en un auténtico caos donde solo se oye ruido y nadie sabe qué está tocando ni qué tocan los demás.

Si todavía no tienes un director de orquesta, te recomiendo que lo busques y lo incorpores en tu vida laboral. Te facilitará tiempo, sacará lo mejor de ti y ayudará a que el resultado final se convierta en una obra maestra con aplausos incluidos.