Yo no llevo un móvil inteligente, tal vez porque, al observar a las personas que los usan, me da la impresión (seguramente prejuiciosa) de que el aparato les roba la inteligencia. Y me pregunto ¿será esa la razón por la que los llaman inteligentes? Para comprobar en que se basa la inteligencia de un dispositivo, voy a Wikipedia y leo que «un dispositivo inteligente es un dispositivo electrónico que puede funcionar hasta cierto punto de forma interactiva y autónoma».
No fue muy inteligente por mi parte acudir a Wikipedia. Me extraña que se necesite la electrónica para ser inteligente y me parece ambiguo ese «hasta cierto punto» (por no decir surrealista). Así que vuelvo a hacerme otra pregunta: ¿qué es un dispositivo?
Esta vez me voy al filósofo italiano Giorgio Agamben, que dice: «los dispositivos son los que articulan el ser y la praxis, la esencia y el modo en que se administra el mundo». Es decir, serían aquellos mecanismos, lenguajes o sistemas que permiten a los seres conformarse como sujetos y, por lo tanto, desarrollar y aplicar su inteligencia.
Me quedo más tranquilo, aunque me inquieto cuando leo al filósofo coreano Byung-Chul Han decir que se crean dispositivos para, aparentemente, permitir que el usuario lea, escriba o gestione, pero que también sirven para que sea leído, escrito o gestionado. El dispositivo que llevamos en el bolsillo nos habilita para ser sujetos ¿pero sólo a nosotros?
Esa capacidad del dispositivo de dar carta de naturaleza al sujeto (podríamos decir, tal vez, subjetivar) es multidireccional y nos remite a preguntar sobre: ¿quién nos lee?¿quién observa nuestras vidas para gobernarnos? ¿seres humanos? ¿máquinas? ¿sistemas autónomos?
Y a la pregunta clave, implícita y ausente en la mencionada definición de Wikipedia, ¿hasta qué punto?