A veces, estamos tan ensimismados en nuestras preocupaciones, que no tenemos tiempo para detenernos unos minutos y tomar conciencia. Hace unos días, un amigo compartió una publicación en redes sociales que me tuvo pensando todo el día sobre el valor de la confianza.
La moraleja trataba de un padre que encontraba un reloj de 200 años de antigüedad y le pedía a su hijo que fuera a distintos lugares y consultara su valor antes de entregárselo. El hijo fue a una relojería y el vendedor le ofreció 5€. Seguidamente, visitó una tienda de segunda mano y le ofrecieron la misma cantidad. Por último, el hijo entró a un museo y el museólogo tasó el viejo reloj en 1.000€.
El hijo no podía creer que en el museo la cifra ofrecida por el reloj fuese tan alta y corrió contento a decírselo a su padre. El padre le enseñó al hijo como, eligiendo el lugar correcto, recibiría una buena valoración.
Esta historia se puede extrapolar al mundo laboral porque ¿a quién no le gusta sentirse valorado? Todos trabajamos con un fin, debemos cumplir ciertos objetivos y cuando llegamos a ellos, nos gusta ser congratulados. Al igual que sucede cuando los niños son pequeños y reciben una pegatina como señal de que han hecho algo bien, los trabajadores también necesitamos una dosis de “¡Bien hecho!”.
Buscar ese “museo” que te valore y ponga su confianza en ti no siempre es fácil, como el hijo de la historia, muchas veces necesitarás de un camino hasta alcanzarlo. Sin embargo, no debes rendirte antes de llegar a tu meta. Sentirte valorado es un factor importante para realizarte laboralmente.
La confianza se puede demostrar de muchas formas, no siempre será únicamente una cuestión económica. La adjudicación de un nuevo proyecto, la gestión de un equipo de personas, el refuerzo del compañerismo o un simple agradecimiento después de cumplir tus objetivos, son acciones que como trabajadores nos hacen sentir valorados. Cuando somos felices en nuestro puesto repercutimos positivamente a la empresa, ya que tendemos a ser más propensos a aportar nuevas ideas y ser mas productivos.
Además, la confianza hay que fortalecerla y transmitirla a los demás, porque si tú confías en ti mismo/a, podrás ayudar a otras personas a desarrollar ese valor de confianza. A la hora de realizar mi labor me gusta sentir que confían tanto en mi persona como en mi trabajo. Que no se premia la cantidad sino la calidad. Que formo parte de la empresa y se me tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones.
Si tú no te sientes valorado/a en tu trabajo, continúa tu camino y busca el lugar dónde SI aprecien tu valor.