Gracias por haberme traído hasta aquí

¿Alguna vez has pensado cómo sería tu vida si no hubieras conocido a alguien? En el ámbito profesional pasa lo mismo, ya que nuestra trayectoria laboral tiene como variables las personas de nuestro alrededor.

Si hay algo que se repite en cada uno de nosotros es que hemos llegado hasta donde estamos por dos motivos: las elecciones que hemos ido tomando y las personas que nos han acompañado por el camino. En la mayoría de los casos, una serie de coincidencias te han ido llevando a topar con gente que de algún modo u otro te enseñó y que ha ido forjando el rumbo de tu camino profesional.

Hoy me he parado a pensar en cómo ha cambiado mi vida en tan solo 5 años y me he dado cuenta de que, aunque el esfuerzo solo es de uno mismo, las personas que te rodean influyen muchísimo en cada aprendizaje, decisión y crecimiento personal. Así que me he acordado de todas ellas y como esto ocurre en todos nosotros y (casi) nunca les damos las gracias.

Lo curioso es que, aunque siempre pensamos en las personas que nos han ayudado de forma positiva, creo que parte de la “culpa” de que tomemos una decisión u otra es en base a las malas experiencias. Así que sí, en este saco de agradecimiento deben incluirse todos los que nos empujan, sin darnos cuenta, a desencadenar acontecimientos que finalmente nos llevan hasta donde estamos.

Hablándolo con otras personas, de sectores profesionales totalmente diferentes y con experiencias muy, muy diversas a las que yo he vivido, coincidimos en el perfil de personas que nos han marcado profesionalmente. Hablo en masculino al referirme a ellos como “entes” que han estado y/o están presentes todavía en nosotros sin, a veces, darnos ni cuenta.

  • El mentor.

En la mayoría de los casos las personas que se convierten en mentores, deseados o no, son conscientes de que lo están siendo. Lo que pasa es que yo creo que no llegan a imaginar la mella que hacen en nosotros, en muchos casos incluso varios años después. Son personas que recordamos con cariño, que seguramente con el paso del tiempo perdemos el contacto con ellas, pero que sabes que si volvierais a cruzaros sería como si os hubierais visto ayer.

  • El conflictivo.

La negatividad es a veces nuestro principal motivo para habernos llevado hasta donde estamos. Por habernos hecho “buscarnos la vida”, cambiar nuestro modo de trabajar o quizá, por haber buscado un futuro laboral mejor. Por eso, aquella persona conflictiva que te hizo desesperar muchas veces y con la que incluso llegaste a discutir en más de una ocasión, es hoy un motivo que te ha hecho ser quien eres y haber crecido profesionalmente sin haber sido ni consciente.

  • El jefe que no te valoró.

Pocas personas en esta vida tienen solo un jefe a lo largo de sus años de trabajo, por eso, todos solemos tener un jefe que no nos valoró. En muchas ocasiones el tema económico es el principal motivo de que muchas personas no nos sintamos valoradas, pero hay otros: limitación de tareas, falta de reconocimiento, malas condiciones, etc. Y otras veces, aunque pensemos que no nos valoró lo suficiente quizá en ese momento tenía razón y nosotros mismos no estábamos lo suficiente maduros como para desempeñar el puesto que sí creíamos poder realizar. En cualquier caso, gracias a esa figura que nos rechazó en algún momento y, por diferente motivo, nos ha hecho tener hoy en día otro jefe o ser nosotros mismos nuestro propio jefe.

  • El COMPAÑERO.

Así, con mayúsculas. Porque esa persona se lo merece, ¿verdad? Todos tenemos a una figura que además de compañero se convirtió en amigo, aunque no sepamos exactamente en qué momento pasó a serlo. El compañero que a todos nos viene a la mente nos saca una sonrisa, nos da tranquilidad pensar en él, así como aprecio y cariño. También has perdido las veces que nos ha echado una mano, profesional y personalmente. Esas personas parece que solo están en nuestra vida para ayudarnos y, sin embargo, aprendemos mucho de ellas, nos apoyan en nuestro día a día e influyen muchísimo en cada decisión profesional que hay que tomar.

  • La decepción.

Y como decía antes, los episodios negativos son los que más nos ayudan a crecer profesionalmente y a forjar nuestra personalidad laboral. También coincide que la mayoría de nosotros tenemos una persona que fue para nosotros una decepción, que nos mintió, quizá traicionó o que dejó de ser ese apoyo que pensábamos que teníamos incondicionalmente. De estas situaciones también aprendemos mucho, solemos salir reforzados y cuando miras atrás y piensas en esa persona, te das cuenta de todo lo que te hicieron madurar. Así que también, para ellas, ¡gracias!

  • El que te (re)descubrió.

Y, por último, todos tenemos a una persona que nos descubrió o que, llegados a un momento avanzado de nuestra carrera profesional, nos hizo redescubrirnos. Alguien que depositó más confianza en nosotros de lo que nadie había hecho hasta el momento y nos ayudó a tomar un camino quizá, para muchos, inesperado. Sus contactos, su experiencia y su capacidad para ver más allá de lo que cada uno vemos en nosotros mismos, son los tres pilares fundamentales que te hicieron estar por encima de lo que tú pensabas hace tiempo.

Un agradecimiento especial a esa persona que de forma repentina cambio tu rumbo laboral, la mayoría de las veces sin buscarlo, y que hoy no te imaginas qué habría sido de ti sin ella.

Pero por supuesto, ninguno de nosotros estaríamos donde estamos, ni seríamos como somos, sin las demás figuras que hemos nombrado ni sin muchas otras que se han cruzado en nuestro camino.

¿Alguna vez te has parado a pensar si tú eres una de estas figuras para otras personas?