La gente NO lee
¿Quién ha dicho eso?
La gente lee lo que le interesa
Y con esta afirmación tan categórica me inicio en el blog de mi COMPAÑERO (en mayúsculas, negrita y subrayado) Emilio. Qué honor, por cierto.
Soy Ángela y me dedico a escribir; a narrar el relato de marcas, personas y proyectos con el fin de que todo lo que son, significan y hacen, se pueda expresar con palabas. Palabras que conecten, primero con ellos mismos y, después, con sus audiencias.
Audiencias con interés.
Y aquí es donde quería yo llegar. “La gente ya no lee”, “cuanto menos texto mejor”, “los textos largos están anticuados”, “es mejor una web con poco texto” … y podría seguir con un largo etcétera que solo amplía mis motivos para rebatirlo.
Mi respuesta es clara: La gente sí lee, lo que pasa, es que solo lee lo que le interesa. Solo leemos aquello que nos importa, que tiene utilidad para nosotros. Pero ese “nosotros” es tan amplio como gustos e intereses hay en la faz de la tierra. A cada persona le incumben unas cosas u otras en función de lo que necesita, de lo que le apetece, de lo que le preocupa, de lo que le duele.
¿Qué es lo que quiero decir con esto? Pues que si una persona necesita invertir una cantidad de dinero X en un nuevo producto cosmético que mejore su piel, va a leer sobre ello, sobre la marca, sobre el fabricante, va a revisar reseñas de otras personas que ya la han utilizado y la valoración que tiene en el mercado. ¿Por qué? Porque quiere seguridad, porque necesita información y espera encontrarla. Para tomar la decisión de comprar, necesita saber que, a cambio, va a obtener la solución que busca.
Una persona que va a contratar una tarifa de lo que sea, una suscripción a una aplicación, un curso para aprender algo nuevo sobre su profesión… podría darte miles de ejemplos por categorías, por sectores profesionales, lúdicos, técnicos… de servicios, productos o experiencias. El caso es que alguien dispuesto a comprar, es alguien dispuesto a escuchar, a leer, a recibir toda la información necesaria que aclare y agilice su proceso de compra. Porque queremos que nos lo pongan fácil. Pero, sobre todo, claro. Cristalino como el agua del mar en un anuncio de Estrella Damm.
No queremos dudas, ni impedimentos, ni letra pequeña. No nos gustan “los peros”, ni la información incompleta, ni tener que hacernos preguntas. Las preguntas hacen dudar y la duda entorpece la compra. A veces, incluso la cancela.
Del mismo modo que solo vemos las series que nos enganchan, que nos dormimos en películas que se van por las ramas por no dejar su argumento claro… o que dejamos a mitad libros que no nos están gustando, las personas tenemos intereses y, las marcas, la obligación de cubrirlos. Con VERDAD, ojo. Pero ese melón ya lo abriremos otro día.
Nunca me leeré un folleto o la página web de una empresa de catering si no la necesito para nada. Ni tampoco la de un nuevo centro de estética, o de una clínica dental, de un taller de coches, de una inmobiliaria, de una empresa de piezas industriales o de una consultora de tecnología. No invertiré mi tiempo en leer nada que no me sirva, nada que no resuelva mis problemas, o cubra lo que yo necesito. Lo que yo estoy necesitando ahora.
Claro que no leeré nada. ¿Soy, acaso, una persona que ha perdido el interés por leer?
Hasta que lo necesite. Porque entonces sí. Entonces buscaré, leeré, compararé, reflexionaré… y elegiré al que más confianza me inspire, al que mejor me caiga
-¿Al que mejor te caiga?-
Sí. Porque las marcas son únicamente la forma de tangibilizar todo lo que una o varias personas tienen que ofrecer al mundo. Detrás de todas las marcas hay alguien con nombre, apellidos, valores, inquietudes… que tiene un equipo trabajando para conseguirlo. Y esos valores son los que su marca transmite.
Y esa personalidad es la que tú acabas escogiendo. Porque te cae bien. Porque te cae bien y porque es barata. Porque te cae bien y porque tiene calidad. Porque te cae bien y porque es ágil. Porque te cae bien y porque es bonita… cada uno de nosotros compramos por un motivo que es solo nuestro y elegimos guiados por criterios que solo nos pertenecen a nosotros.
Pero que han sido argumentados antes.
No tienes que leer lo que no te importe. Ya lo leerás cuando sí.
No tienes que escribir tratando de importar a todo el mundo. Lo importante (valga la redundancia) es que te lea quien te tiene que leer.
Parte II …Te elijo porque me caes bien