Una de mis grandes pasiones es viajar. Me encanta el trato con la gente, conocer otras culturas y sobre todo disfrutar de la gastronomía.
Siempre que viajo, me gusta probar la comida típica, aunque a veces te encuentras sorpresas agradables y otras veces no tanto. Más de una vez he pensado “Madre mía, cuanta hambre tendría el primero que probo esto”.
Me imagino que cuando vienen a nuestro país, dirán lo mismo.
Imagínate, llegas a un restaurante y te sacan una fuente tapada con un trapo y debajo unas cosas oscuras con forma sospechosa, con un olor bastante fuerte y que te dicen que es lo más caro de la carta. Para terminar, te dan las instrucciones de como comerlas y se te quedan mirando esperando tu cara de aprobación. “¡Habrá que comérselos!” piensas, mientras un sudor frio te recorre la espalda. Al final resulta que están hasta buenos y todo.
Espero que la Asociación de amigos de los percebes, no se enfaden conmigo por la descripción.
¡Qué hambre tenía el primero que comió percebes! Hace falta mucho valor para cogerlos y más para comerlos por primera vez, y ¿por qué los comería?
Me imagino que el miedo a morir de hambre es más fuerte que el miedo a morir envenenado por algo desconocido y muchísimo más fuerte que el posible mal sabor del bicho en cuestión.
Vencemos el miedo cuando tenemos un “horizonte” mayor/mejor que el actual, entonces somos capaces de arriesgarnos a dar ese paso que nos lleva a algo nuevo.
Otra opción que se me ocurre para dar el paso de probar los percebes, es que alguien, que ya los conocía y en el cual se confiaba, los diera a probar.
Esto es lo que ha pasado a lo largo de nuestra vida en nuestro aprendizaje. Alguien en quien confiábamos: padres, familiares, profesores, amigos… nos han ido enseñando a vencer nuestros miedos.
Pero llega un momento en nuestras vidas en el que creemos que los miedos (los cambios) los podemos gestionar solitos y fíjate que no te digo que no, pero aquí es donde un “Aconsejador Profesional” puede ser de gran ayuda, no solo por la rapidez y seguridad, sino porque su preparación profesional está enfocada para poder proporcionarte herramientas que te ayuden a superar ese miedo (ese cambio) y acompañarte en el camino.
Ese alguien que nos puede aconsejar, ayudar, guiar, tiene muy diferentes nombres dependiendo de tus necesidades y de su ámbito de actuación, psicólogo, coach, mentor, consultor, …
El fondo del mar está lleno de valientes que, ante una posible tormenta, se la jugaron y decidieron llamar al amigo que tiene una zodiac en vez de contratar a un capitán experto para asegurar la travesía, aunque a veces, por muy bueno que sea el capitán, durante la travesía también se pasa miedo.
Dejar de tener miedo a buscar a alguien que os ayude a gestionar vuestros miedos.
Siguiendo con los símiles gastronómicos. Si vais al campo a coger setas, antes de comerlas ¿a quién le preguntáis?
Las decisiones que os puedan costar cosas que os importan, tomarlas con un buen “Aconsejador Profesional”.