Trabajar dentro de una agencia o estudio integrado en un equipo en el que cada uno tiene su lugar es perfecto, podemos aprender uno de los otros, podemos incluso cambiar roles, apoyarnos o ayudar a nuestros compañeros. Pero no siempre resulta así. En algunas ocasiones hay una pieza fundamental que falla y normalmente (no siempre por supuesto) es un/a líder o jefe/a que no gestiona como debería, que solo mira resultados y que no trabaja con el lado humano de las personas. Un jefe/a, manager, director/a, o simplemente alguien “por encima de ti” que no motiva a su equipo, que nunca está satisfecho/a y al cual le importan un carajo tus problemas.
Es estupendo currar dentro de una agencia con buenas herramientas, con cafelito gratis y en la que, de vez en cuando, te dejan asistir a una conferencia o incluso te pagan formación, es perfecto. Aunque de nuevo no siempre resulta así, todavía falla algo. Horarios inflexibles, poca conciliación y prácticas del pasado. Pues lo importante son los beneficios y no las personas.
Hay muchas empresas, startup o corporaciones que se han dado cuenta de esto y ofrecen muchas ventajas a sus trabajadores e incluso programas para el bienestar del empleado, yoga, charlas motivacionales, etc, para al fin y al cabo aumentar tu productividad hasta conseguir la robotización.
De todas formas, el futuro en el que robots hagan nuestro trabajo aún queda lejos, y mientras tanto centrémonos en el presente. En concreto en la manera que tenemos de trabajar hoy en día, en la manera en la que algunos/as de nosotros/as decidimos ejercer nuestra profesión u oficio dentro del sector online u offline, pero digital al fin y al cabo.
Solo tienes que dar un vistazo a las ofertas laborales, cada día se buscan más líderes de equipos que coordinen procesos de transformación digital. Las empresas quieren modernizarse, ser competitivas, eficientes, etc… aunque quizá no saben muy bien cómo hacerlo o simplemente optan por la vía tradicional.
Pero hay un nuevo paradigma el cual defiendo, los equipos remotos. Equipos que trabajan dentro de una agencia o estudio, o que son freelance, madres, padres, hijos e hijas. Equipos formados por personas, no empleados, personas que deciden no ir a trabajar a la oficina, que no es necesario tener un horario y que ellos mismos son responsables de su propia organización y gestión de su tiempo.
Cada día trabajo con gente de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Suiza, Bélgica, y a pesar de la distancia y la falta de contacto físico es estupendo ver como todo fluye. Como los proyectos bien coordinados y equipos bien formados pueden hacer lo mismo o mejor que una gran agencia de prestigio.
Trabajar en remoto funcionan mejor si el equipo está coordinado (no liderado) por personas, en horizontal, no en vertical. En el que cada uno tiene juega un papel importante y que pese a la distancia o el lugar donde te encuentres es fácil trabajar si se coordinan bien y sobre todo, si ese equipo está formado por magníficos profesionales y mejores personas.
Trabajar en remoto hace que no tenga que preocuparme de llegar tarde, del atasco, de si puedo o no puedo disfrutar de un día libre para atender mis propias necesidades. Hace que ponga foco en lo importante, el proyecto. Y no nos equivoquemos, el contacto humano es necesario, hacer reuniones presenciales, conocerse o darse un buen abrazo es increíblemente bueno.
Si de verdad las empresas quieren una transformación digital no deberían buscar directivos, jefes, líderes o empleados robots, deberían buscar personas, personas que son responsables de su trabajo, responsables de contaminar menos, de conciliar su vida y su manera de ganársela. Da igual donde vivan, si son hombres o mujeres, jóvenes o viejos/as, la verdadera transformación es que las corporaciones confíen en equipos remotos formados por nómadas digitales y dejen de pensar en cuánto tiempo está su empleado sentado en una silla.
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