Hace más de un año, términos como “pandemia” o “toque de queda” sonaban a otra época, a una realidad que poco se parecía a la que conocíamos como rutina. Pero poco a poco, acechando por zonas sin casi esperarlo, nos vimos sumidos en una película de ciencia ficción con un argumento de terror.
El problema es que en ningún momento ha habido actores, solo supervivientes, valientes y pequeños héroes que han intentado desde hace más de 12 meses que todo vuelva a ser como antes. Con las escandalosas cifras de personas que no siguen con nosotros, eso será imposible, sumado al importante número de negocios que tampoco han podido sobrevivir.
Y es que luchar en una situación como la que nos ha tocado vivir no nos lo imaginábamos nadie. Es más, a mitad de 2021 todavía no sabemos cuándo podremos volver “¿cómo antes?” ni cómo nos afectará este futuro post-pandémico. Mientras entre todos lo averiguamos, muchos no han podido mantener a flote su negocio.
Muchas personas han perdido su trabajo o han visto reducir sus ingresos durante meses con la incertidumbre del despedido acechando a su espalda. Para todos ellos, solo podemos deciros que sois unos valientes.
Estamos acostumbrados a reconocer solo los logros, pero no a valorar el esfuerzo cuando no tiene el final esperado
¿Fracaso? ¿O valentía?
Aunque la RAE califica este término como “resultado adverso de una empresa o negocio”, es una palabra que siempre la utilizamos como negativa, que incluso nos avergüenza. No, los negocios que no han podido sobrevivir no han fracasado. Han luchado, se han esforzado, han hecho cálculos y han tenido que tomar una decisión. Imagino que para la mayoría una de las decisiones más importantes de su vida.
Por eso, todos los que hoy están empezando otros proyectos, que han tenido que despedirse de aquel sueño en el que tanto tiempo y dinero invirtió, deben sentirse VALIENTES. Y aunque la sociedad es poco agradecida, debéis estar orgullosos.
A nadie nos gusta decir “me han echado”, “estoy pensando en cerrar”, porque nos da vergüenza decirlo en voz alta. Aunque la persona que está delante sea de total confianza, es como si la palabra fracaso se acercara tras nuestras espaldas cada vez que sale el tema.
Y cuando oímos casos así, parece que solo sabemos pensar o decir un “vaya”, “con lo bien que les iba antes”… En vez de valorar lo duro que habrá sido dejar todos esos sueños atrás y reconocer todo el esfuerzo que tuvo sacar adelante un proyecto, sea cual sea.
Un nuevo comienzo
Solo tienes que dar una vuelta por tu barrio para ver qué locales han cerrado. Afortunadamente, de unos meses hacia aquí también se está viendo que muchos están empezando. Y es que esta pandemia también ha servido para algunos a darse cuenta de lo que quieren, pensar en proyectos nuevos y ahora, que parece que todos volvemos a empezar, comenzar con ello.
Una buena amiga el otro día me dio la noticia, que tantos meses barruntó y que por fin me pudo decir sin titubear. “He cerrado la tienda”, una tienda que abrió hace casi 10 años con esfuerzo e ilusión, como lo hace cualquier emprendedor. Tras tantos meses de ingresos bajos, tanto tiempo pagando gastos en un local que no remontaba tras esta situación, ha tomado una de las decisiones más importantes: cerrar.
Y sé que esperaba denotar en mi voz compasión o pena, pero no, solo quería transmitirle mi alegría, porque sé que ya no era feliz. Sé que va a tener un nuevo comienzo, quizá no exactamente donde a ella le gustaría, pero cualquier emprendedor es un luchador nato, sabe lo que es tener ingresos inciertos, sabe lo que es hacer frente a las facturas, gestorías e impuestos… ¿Cómo no van a conseguir lo que se propongan?
Hace pocos días me llamó para decirme que está trabajando de dependienta en una tienda de bricolaje, que ha vuelto a sus orígenes. Y aunque para muchos sería como “volver hacia atrás”, ella está feliz, se siente afortunada por tener cada mes un sueldo fijo, por no llegar a su casa con mil quebraderos de cabeza y ganas de llorar…
Si tú también eres o has sido emprendedor y no ha salido como esperabas o, como los demás esperaban, no dejes que nada te pare. No es el fin, solo un nuevo comienzo, has resistido hasta donde has podido y a eso no se llama perder, se llama levantarse para seguir adelante.