El tsunami digital todo lo inunda. Se habla de una revolución digital, pero una revolución no es un tsunami. Una revolución necesita un eje. ¡Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo!
Arrasar y transformar no son exactamente lo mismo. Lo primero implica desechar y acabar con lo viejo, rendirse al totalitarismo de lo nuevo, abdicar de la inteligencia que nos permite relativizar, en diálogo inclusivo, el valor de cada objeto y el aporte de cada sujeto.
Dice la escritora Belén Gopegui: «Hay mucha ciencia ficción sobre qué pasará cuando las máquinas nos controlen, pero ya hemos puesto en marcha procesos que nos controlan y que no son inteligentes. Procesos económicos que, por ejemplo, van acabando con los recursos naturales. Que apareciese una inteligencia artificial no sería para mi lo más preocupante, siempre que sea de verdad inteligente.»
¿Y si la piedra angular de la revolución digital fuera la inteligencia? Quizá debiéramos buscarla. Seguro que anda por ahí …sumergida.