Triunfar siendo imitado

¿Alguna vez han copiado tu creatividad? ¡Enhorabuena! Eso significa que tu trabajo es todo un éxito y tu competencia lo admira

No lo puedo confirmar, pero estoy convencida de que el plagio existe desde hace más tiempo que el ser humano desarrollara la creatividad o cualquier expresión artística. Y es que las personas, como los animales, imitamos. Y lo llevamos haciendo miles de años.

La imitación tiene sentido solo si nos va a favorecer, solo copiamos aquello que nos beneficia de algún modo, que nos gusta, con lo que nos sentimos que hacemos las cosas bien. Y es algo que todos hacemos, desde que nacemos. Imitamos sin ser conscientes de ello, pero también siéndolo y aquí, para muchos, es donde empiezan los problemas.

Imitación y plagio, ¿es lo mismo?

No. Aunque a veces las utilicemos en un contexto de forma indiferente, tienen diferentes connotaciones y afectan de distinta manera a nivel profesional.

Cuando haces algo en tu trabajo creativo y te imitan, realmente es porque lo admiran.

Y es que la imitación es algo “sano”, nos empapamos o inspiramos en personas, ideas o creaciones de otros e intentamos hacerlo con nuestra mejor versión.

En el caso del plagio no es así. Porque imitar te puede hacer ser parecido, pero nunca igual. Pero plagiar es copiar y apropiarse del esfuerzo ajeno de algo o alguien que, del mismo modo en ocurre con la imitación, admiramos. Y esto, a nivel profesional, es para muchos un grave problema.

Hace poco vi la miniserie “El código de la discordia” (o en inglés The billion dollar code) donde la historia gira en torno al caso real que pasó entre Terra Vision y Google sobre la imitación y el plagio. Aunque fue un caso sonado hace unos años, es mejor ver por uno mismo esta versión audiovisual de la historia y reflexionar sobre como esa diferencia entre imitación o plagio puede costar millones.

Y por “costar” no solo me refiero a nivel económico (que profesionalmente es importante), sino también el coste ético y moral que conlleva un plagio. El daño en el ámbito laboral que se le puede hacer a una persona o negocio por ese afán por copiar.

Imitar o ser imitado

En la actualidad cualquiera tiene herramientas y medios a su alcance para poder desarrollar todo tipo de creatividad: textual, gráfico, vídeo… Y si eres consumidor de redes sociales sabrás que la imitación está más a la orden del día que nunca.

En el caso de TikTok o Instagram ¡todos usan las mismas canciones para sus vídeos! Todos hacen los mismos bailes, lanzan el mismo tipo de mensaje, hacen las mismas bromas… Sí, diferentes, pero rozando casi el plagio…

Entonces esto lleva a una sola conclusión: nos gusta consumir los mismos contenidos y nos gusta hacer lo que los demás ya han hecho. Desde el lado del creador de contenidos parece que tienes que pasar a formar parte de uno de los bandos: el de imitar o el de ser imitado.

¿Y qué pasa cuando nos copian? En mi caso, la primera reacción es la de molestarme. Pero luego pienso, si me imitan es porque les ha gustado. Porque recuerda que he comentado que imitar es admirar, por lo tanto, me sirve como guía para saber que las cosas las estoy haciendo bien.

Y una vez asumido esto uno puede tomar dos caminos: enfadarse por la falta de creatividad ajena o pensar otras ideas para seguir siendo un “ejemplo de imitación”. Creo que todos deberíamos optar por la segunda opción, la de ser ese referente al que todos quieren imitar. Hacernos más fuertes, ver qué es lo que más gusta de todo lo que hacemos y darles nuestra nueva versión mejorada.

Porque la mayoría de los negocios se empeñan en averiguar qué quieren su clientes, cómo varían sus intereses, qué productos, servicios o contenidos se pueden adecuar mejor a sus necesidades…

Sin embargo, al mejor crítico que podemos tener es al que etiquetamos como “competencia”.

Si a ellos, tus competidores, les gusta tanto como para imitarte, vas por el buen camino. Si lo que hacen es plagiarte, ahí solo puedes confiar en la justicia, al menos que sea un gigante como Google y entonces, además de justicia, necesitarás también mucha suerte.