Todos sabemos que si queremos conseguir algo nos va a costar o tiempo o dinero o ambas cosas. Y lo asumimos, si nos interesa invertimos en ello y si no, pues no.
Está claro que cuando compramos algo tiene un valor determinado. Un precio que el vendedor final ha fijado para asumir los costes que le ha conllevado conseguirlo. Cuando trabajamos en una empresa sabemos las horas que vamos a trabajar y el salario que vamos a recibir por ello. Intercambiamos nuestro tiempo, dedicación y experiencia por un sueldo.
Pero ¿qué ocurre cuando somos nosotros los que tenemos que poner el precio de ese tiempo? Tanto si eres empresa y tienes que calcular el tiempo de tus empleamos como si eres autónomo y calculas tus servicios, ¿cuál es el valor de ese tiempo? ¿Cómo lo calculas?
Los precios que marca nuestra competencia, la experiencia que tenemos en ese trabajo, la rapidez que te exige el cliente son algunos de los aspectos que solemos tener en cuenta para fijar un precio, pero hay otros factores.
A veces hay proyectos claros y te fijas un precio por hora y ya está. Si quieres haces un cálculo aproximado de las horas que llevará dicho proyecto, pones unas horas más de margen y ya tienes el precio. Pero hay muchas otras ocasiones en las que esta situación no es tan fácil…
Hay trabajos que no sabemos cuánto tiempo nos va a conllevar. Otras veces el trabajo en sí cuesta hacerlo 5 minutos, pero las dos horas que has perdido investigando sobre qué pasaba, ¿cómo se las cobras al cliente? ¿Al mismo precio que los demás servicios que ofreces?
Para mí, calcular el valor de mi tiempo es uno de los aspectos más complicados que hay en mi trabajo, porque no siempre es blanco o negro, porque hay matices, porque a veces no sabes si ganas o si pierdes, ni si te estás valorando lo que te mereces.
Cuando otros no te valoran
Esta semana descubría como a una guía de viajes que sigo en Instagram contaba su testimonio sobre cómo le había engañado una empresa que la habían ¿contratado? Lo pongo en interrogantes porque no sé ni si se puede considerar contratar cuando después de organizar un viaje de más de una semana, captar clientes, irse, hacer de guía prácticamente 24h y volver, no le iban a pagar. NADA.
¿Cómo se calcularía el valor del tiempo que esta chica ha invertido en todo esto? En planear destinos, alojamientos, organizar cada actividad de un grupo de X personas en un país al que ella todavía no ha viajado con anterioridad. Y cuando regresó el mero hecho de que la guía hubiera “hecho el viaje gratis”, ya era suficiente para la empresa.
Y esta historia me ha removido como profesional por tantas situaciones, quizá no tan extremas, en las que no se nos valora. La mayoría de veces por clientes, pero también por empresas en las que hemos trabajado.
A mi me ocurrió. Me dejaron de pagar. Estuve casi un año yendo a trabajar todos los días, haciendo mi jornada, atendiendo a los clientes con la misma sonrisa del primer día y mirando la cuenta bancaria todas las mañanas. Nunca llegaban los sueldos que mes a mes se iban (o deberían haberse ido) acumulando.
¿Y por qué seguías? ¿Por qué no te ibas? Al principio porque confiaba en mi jefe de aquel momento. Creía que realmente pasaba un mal bache y que se había retrasado. Las pocas veces que daba la cara, se excusaba diciendo que esa misma semana le hacían un pago importante o mil historias más y lo cobraríamos.
Después me quedé embarazada… ¿Quién va a contratar a una embarazada en un trabajo nuevo? Si me iba, no veía un euro. Si lo denunciaba sabía que para cuando saliera el juicio me lo pagaría en la puerta y tendría que acarrear con los gastos. En definitiva… ¿cuánto tiempo y cuánto dinero perdí? ¿Fue mi error no valorar mi tiempo lo suficiente?
Lo dicho, para mi es lo más difícil que hay. Valorarnos a nosotros mismos y hacernos valorar frente a los demás.
Mientras algunos casos son claros, con un precio rotundo e inamovible, en muchas otras ocasiones no tenemos la certeza de si perdemos o ganamos. Y no hablo de dinero, hablo de valor propio, de nuestro trabajo y todo el recorrido que hemos hecho hasta llegar a donde estamos.