¿Quién no escucha música cuando va conduciendo? A mí me encanta. Y cuando sale una de esas de las que me sé la letra y además me motiva, canto a todo pulmón. Si no lo hacéis, os lo recomiendo.
Hoy ha sido uno de esos días y una de esas canciones, en concreto, de Revolver y la letra empieza así: “Hay vidas pequeñas, vidas gigantes; hay vidas montaña, vidas guisantes; vidas que caben dentro de un puño; vidas que encierran un mundo, mil mundos”.
Me he venido tan arriba que he decidido que tenía que escribir sobre ello, sobre las personas grandes que te encuentras en el lugar de trabajo.
Para bien o para mal, me gusta trabajar en equipo, me gusta sentirme arropada y a la vez, pieza fundamental. Todos aportamos nuestra parte, más importante o menos, pero única a cada proyecto. Y es en esos trabajos en equipo cuando descubres personas grandes, personas “montaña” que te inspiran, que te motivan.
No sé vosotros, pero cuando se espera mucho de mí, cuando se confía en mí, cuando alguien me delega una tarea, tiendo a esforzarme aún más porque la motivación se multiplica. A todos nos gusta el reconocimiento de lo bien hecho y nos hace no rendirnos y seguir dando el 110%. Y para que eso ocurra, es necesario que haya por ahí “personitas” grandes. ¿Cómo reconocerlas?: son las que hacen grandes a los demás. Tal cual. Y paradójicamente, son los pequeños detalles con los compañeros lo que les hace grandes. Puede ser desde una palabra de aliento (“buen trabajo”), de ánimo (“vamosss”) o de interés (“¿cómo te encuentras”) hasta un conseguir una silla porque estás de pie, ofrecerte un café porque va a la máquina o un “palmeo” de satisfacción por el logro conseguido. Cada gesto de esas personas grandes suma en tu día a día laboral y hace que trabajar sea un satisfactorio reto diario. Y si a eso unes una buena actitud (imprescindible), los resultados son increíblemente satisfactorios.
Este tipo de personas que, desgraciadamente no abunda en demasía, son si cabe más imprescindibles en un reto de transformación digital, donde las dudas, las dificultades, la resistencia al cambio necesitan de algunas “alma montaña” que con su tesón, aplomo, conocimientos y psicología, sepan coordinar y alentar en todo momento.
Me siento afortunada de que me hayan hecho sentir grande…y si lo han conseguido es porque he tenido la suerte de compartir un reto de transformación digital con algunas “personitas grandes”.
P.D. Dedicado con cariño a Emilio y Bitevol. Eternamente agradecida por la oportunidad y la confianza depositada en mí.