Siempre me ha parecido muy interesante el trabajo en equipo. Es más, tras muchos años ligado al mundo del deporte colectivo, concretamente al baloncesto, estoy cada vez más seguro de que un trabajo desarrollado por un grupo de personas diferentes pero que se alimentan de las virtudes de los demás es más productivo y beneficioso que el individual. También para las empresas.
Como bien decía anteriormente, el trabajo en equipo refuerza de una manera más que considerable aquellos objetivos comunes que se marcan antes, durante e incluso después de ellos. Para que este “estilo” sea considerado exitoso será necesario contar con una serie de requisitos, fundamentales e indispensables, que ejecutados correctamente atraerán al positivismo y al éxito a medio-largo plazo. Estos requisitos son definidos como Valores.
No hay equipo con éxito que no cuente con valores. Valores como el esfuerzo, el respeto, el compañerismo, la educación, la superación, etc, se encuentran hoy en día al mismo nivel, e incluso más, que un título académico. Poco o nada servirá contar con un título académico si el profesional carece de ellos.
La actitud es lo que marca la diferencia de un ser humano con otros, ello es lo que le hace sumar, lo que le hace ser distinto a los demás, no ser “corrientes”.
Quienes tenemos la fortuna de habernos dedicado, y seguir haciéndolo, al mundo del deporte toda la vida (en mi caso desde los 3 años, primero como jugador y ahora como entrenador formativo de chicos y chicas de todas las edades), sabemos que de la misma manera que un equipo no funciona si una pieza no cumple, en las empresas pequeñas, medianas o grandes, ocurre exactamente lo mismo.
No todos los jugadores son iguales, cada uno tiene sus virtudes y sus defectos. No puedes pedirle a todos lo mismo, es imposible. La clave está precisamente en eso, si consigues que cada uno dé “la mejor versión de sí mismo”, conseguirás un verdadero EQUIPAZO.
En el mundo laboral ocurre igual; ahí donde uno no puede llegar estará el compañero. Cuando uno tenga una duda o pase apuros por algo, la confianza en quien tiene al lado le ayudará a solventar esa circunstancia. Lo mejor de todo es que ganará uno y ganará el otro, o lo que es lo mismo, nuestro equipo.
Hay personas que transmiten todo simplemente observándoles, si ni tan siquiera cruzar una palabra con ellas. Basta con observar cómo se comportan, cómo hablan o se dirigen a su equipo, sus gestos faciales, su escucha activa… ¿alguna vez os habéis parado a pensar que más del 80% de aquello que transmitimos lo hacemos por medio de la comunicación no verbal? Seguro que sabéis a lo que me refiero. Hay quienes hablan mucho y transmiten poco; otros en cambio apenas abren la boca y dicen todo, tanto para bien como para mal.
Pongamos todos un poco de nuestra parte y tratemos de ayudar a quien trabaja a nuestro lado, pero hagamos lo propio en los círculos no laborales como la familia, amistades, etc. A poco que queramos o pongamos algo de nuestra parte viviremos en una sociedad mejor, más avanzada, más enriquecedora y solidaria. Podemos contribuir de una manera sencilla al crecimiento de ésta.
Seamos lo suficientemente profesionales y humanos para valorar a nuestro equipo por lo que sabe hacer y por el interés que tiene en aprender nuevos retos. Tenemos que partir de la base de que todo el mundo tiene algo, o mucho, que enseñarnos, incluso aquella persona que puedas tener en la mente en estos momentos. Seamos positivos con nosotros mismos y con los demás, creamos que todos tenemos la oportunidad de ser mejores de lo que somos hoy en día, que con ayuda de un excelente equipo y con la colaboración propia de uno mismo todo irá sobre ruedas.
Y por supuesto, rodéate siempre de personas y compañeros positivos. Puede parecer un tanto complicado de entender, pero te aseguro que todo se acaba contagiando. Podéis hacer la prueba cuando queráis.
Intentad pasar unos días con personas negativas que ven problemas donde no existen, al final seréis uno más de ellos. Pero intentad también lo opuesto, rodearos de gente feliz que encuentra siempre el lado bueno en el malo, que cuando ve una dificultad encuentra enseguida muchas opciones para superarla.
Espero que estas líneas os hayan servido para sentiros un poco más importantes y privilegiados si tenéis la enorme fortuna de contar con un equipo de personas repleto de valores. Si esto es así aprovechadlo, porque tenéis una fortuna en vuestra vida. Si no es así quizás sea el momento de dar un paso y hacer cuanto esté en vuestra mano para dar un giro a la situación. Os aseguro que merecerá la pena.
Terminaré citando a Toni Kukoc, exjugador de los Chicago Bulls de la NBA:
“Una canasta hace feliz a un jugador: una asistencia a dos”.
Gracias Bitevol por darme la oportunidad de colaborar. Gracias Emilio, sin lugar a dudas resultarías pieza clave en un equipo que quiera tener el éxito garantizado.